Primera película latinoamericana de la era Facebook. Llena de trinos en Twitter, carros del año, decorados art deco, pintas newyorkinas en un Santiago afrancesado y planos grandilocuentes en High Definition.
Aunque menos arribista de lo que parece, si te descuidas, y no sacas tu callo de cinéfilo, te manda a cambiar de canal en los primeros 10 minutos de trama, por frívola y banal.